Después de la locura recurrente que son
las celebraciones continuas durante el mes de diciembre llegan, como no, los
propósitos de año nuevo. Para este año me he marcado bastantes más que para el
anterior, consciente de que posiblemente me olvidaré de la mitad de ellos para
el 1 de marzo. Como prueba de mis buenas
intenciones y recordatorio a mí misma, he hecho una lista que he pegado en el espejo
del baño. Incluso a sabiendas de que empezarán a formar parte de la decoración
y pasar inadvertidos en un par de semanas. Y cierto es, que es un despropósito intentar cumplir tanto propósito. Pero sí que hay uno que puedo conseguir
rápido si me esfuerzo, así que lo he escrito letra GRANDE y subrayada con rotulador
fosforito.
Mandamientos según Lupita Para el 2014
1. Ser más paciente con los niños y con el mundo en general (Ánimo, Lupita. Tu puedes!)
2. Ser feliz 10 minutos al día (conseguible 353 días al año)
3. Llevar vida sana (ja, ja, ja,
ja, ja)
4. Montar una biblioteca/centro cultural en Tofo, Mozambique (medio
conseguible)
5. Volver al humor en las crónicas y ser más constante con ellas (eso está
CHUPAO)
6. Dominar la conducción 4x4 en el
Defender por dunas y ríos (practicar sin los niños en el coche)
7. RECUERDA: Jeff es un santo, Jeff es un santo, Jeff es un santo
8. Etiquetar la ropa con instrucciones detalladas- ser mujer sin morir en
el intento
Los primeros propósitos no necesitan
mucha explicación. El último os lo cuento para que os riais un rato y los
fanáticos de las crónicas no me sigáis acusando de no serle fiel al espíritu humorístico
original del blog.
La cosa vino a raíz de una fiesta en casa
de mi amiga Estrella. Me dijo que fuera
arreglada. Como soy muy cumplida, me lo tomé a rajatabla. Me fui a que me
adecentaran las cejas estilo “Hermanas de la Orden del Batisterio” que
suelo llevar.
Cejas Hermanas Orden del Batisterio |
Y es que la pinza de depilarse me da una grima terrible. Admiro
un montón a las mujeres que van siempre con esas cejas anoréxicas tan perfectas
y que son capaces de declararle la guerra diariamente al
vello. Pero a mí la pinza, como muchas otras cosas que exige la femineidad
contemporánea, me supera. Como mucho una
vez al mes, cuando me acuerdo o alguna amiga valiente me da un toque, voy a que
me pongan presentable con cera que, al menos es un tirón rapidito y no media
hora de tortura con la puñetera pinza.
Las cejas perfectas de la mayoría de las mujeres |
Después muy bien dispuesta procedí hacia
la peluquería. Para el día a día, más o menos me apaño. Pero eso de secarse el
pelo con una mano y peinárselo a la vez con la otra consiguiendo que quede bien
exige demasiada coordinación, concentración y práctica. La verdad es que me
falta interés y ni me molesto. Pintarse
las unas ni entra en mi lista de decoro mínimo.
Volviendo a la historia. Llegué a mi casa
muy orgullosa de mí misma, pues me había acordado de las cejas y la pelu, que
ya es mucho. Empecé con mejor voluntad que atino, a prepararme para el fiestón. Ducha, crema
para no tener piel de lagarto, desodorante, maquillaje antes de vestirse para
no manchar el supervestido negro que me ayudo a elegir Marta este verano en
Madrid. Menos mal que vino conmigo, pues tampoco me gusta ir de compras.
El vestido, muy mono. Ajustado como un
guante y con uno de estos escotes asimétricos muy chulo y una cremallera
imposible de cerrar una misma. A menos que se sea contorsionista o se tenga doble
articulación en los brazos, pero al fin y al cabo, para eso tengo a Jeff. La
cosa es que no analicé la estructura del vestido en detalle. Como consecuencia,
me enredé con el forro y acabé metiendo la cabeza por la apertura de la sisa. Tremendo desastre… con una mano intenté
quitarme el vestido y desafortunadamente
acabé pareciendo un chorizo a medio
pelar y lo peor, la cabeza atascada y medio sofocada de la presión de la tela.
A ciegas, dando a tumbos por el pasillo
llamé a gritos a mi maravilloso marido que se empezó a partir de la risa al ver el lamentable espectáculo que iba
dando con el trasero al aire. Chocando contra puertas y paredes, pues no veía
un carajo. El vestido, cual calcetín medio
quitado. Cuando finalmente Jeff pudo dejar de reírse y tras varios intentos delicados de
sacarme la cabeza por las buenas, se decidió por darme un tirón espectacular
que me mando a la otra punta del pasillo donde caí como una losa sobre el
suelo. Al final consiguió sacarme la cabeza, pero a costa de herir tanto mi trasero como mi dignidad.
De la energía estática del tirón, el pelo
se me quedo totalmente erizado, ni la Bruja Avería tenía un look tan chic en la
Bola de Cristal. El maquillaje se había despachurrado por la cara. Parecía una espontánea
en un concierto de KISS con esos ojos vampíricos que me dejó el rímel medio
corrido, el pintalabios desparramado de la nariz a la barbilla y los pelos de
loca, tiesos en el aire. Además de empecinar el
vestido de maquillaje, rímel, desodorante… Un desastre. Con mucho esfuerzo
conseguí componerme y no matar a Jeff que era incapaz de parar de reírse de mí. Desafortunadamente llegué hora y pico tarde a la fiesta pero al menos llegué presentable.
Cualquiera de estas mujeres podía haber sido yo ese dia. |
La situación me hizo darme cuenta de que
tengo un problema recurrente y grave. Estas cosas se le suelen dar bien a las
mujeres en general. Pero yo soy torpe con ganas. Encima, no tengo ningún
interés en superarme. Podría culpar a los listill@s que anti-naturalmente se
sacaron de la manga la depilación, el maquillaje, los tacones de aguja y demás torturas
que nos imponemos las mujeres. Podría enfadarme con los fabricantes de ropa por
poner esas cremalleras imposibles de abrocharse sola sin romperse una el
cuello. Pero al fin y al cabo, poco iba a conseguir, el problema parece ser
solo mío. A mis amigas no parecen molestarles estas cosas. La solución:
esforzarme un poco. El primer paso, etiquetar
la ropa complicada con instrucciones personalizadas.
Para este conjunto en particular, la
etiqueta reza más o menos así:
1. Utilizar ropa interior sin costuras ni tirantes
2. Aplicar la crema corporal ANTES de ponerse el vestido
3. Ponerse el vestido SOLO si hay
alguien que pueda ayudar a subir la cremallera
4. Prestar atención al forro y no liarse con él
5. Maquillaje, pelo, desodorante y pendientes DESPUES de ponerse el
vestido
6. Ponerse toalla sobre el vestido ANTES de aplicar el maquillaje
7. Olvidate del rimel, Lupita. Nunca serás capaz de ponértelo
sin pringarte la cara en algun sitio.
8. Preguntar a los anfitriones si el evento es dentro o fuera: NO UTILIZAR
TACONES DE AGUJA PARA EL CESPED!!! Peligro de acabar con los tacones hundidos
en la tierra y pegarse un morrazo antes incluso de empezar a beber.
Por un lado me indigna la presión que
tenemos que soportar las mujeres para estar presentables mientras que a los
hombres con ir limpios, les vale. Y el
hombre que se molesta en conjuntarse y llevar un corte monillo de pelo,
arrasa. Aunque el fenómeno parezca una especie
de masoquismo que nos lleva a torturarnos para estar guapas y por mucho que algunas
odiemos el proceso, a todas nos encanta el resultado. Lo que me parece injusto
es que no se me dé bien por naturaleza. Ni mis tres hermanas ni mi madre tienen
ningún problema al respecto. Y afortunadamente Sofía no parece haber heredado
esta desventaja. Se me trastoco algún
gen por el camino? Habrá clases para mujeres torpes? Si, definitivamente, este
año voy a intentar ser mujer sin literalmente matarme en el intento.
El dia de la fiesta... despues de hora y media para arreglar el desastre |
Os cuento que el espíritu navideño se nos
diluyo bastante por la ausencia de familia y amigos y esos 40 grados que hacía
en Mozambique. Aunque no impidió que nos lo pasáramos pipa. Nos ha encantado
volver y hemos disfrutado todos un montón del viaje.
Explorando en un poblado a las afueras de Vilankulo, Mozambique |
Lo más divertido, encontrarnos con amigos y pasar el dia de nochebuena en una isla desierta con ellos. Lo segundo mas divertido, 110 km con el Defender por un camino inundado a la vuelta (de ahi, mi proposito #6, no es tan fácil conducir por un río..).
Lo menos agradable, el dia que se nos perdieron dos portugueses haciendo submarinismo y casi nos da un infarto. Afortunadamente les encontramos al poco y al final pudimos reírnos del asunto con ellos mientras nos tomábamos un vinito para tranquilizarnos. El viaje en sí se merece una crónica entera… ya os contaré en más detalle.
Lo menos agradable, el dia que se nos perdieron dos portugueses haciendo submarinismo y casi nos da un infarto. Afortunadamente les encontramos al poco y al final pudimos reírnos del asunto con ellos mientras nos tomábamos un vinito para tranquilizarnos. El viaje en sí se merece una crónica entera… ya os contaré en más detalle.
Playa de Vilakulos, Mozambique |
Los niños han disfrutado muchísimo de las
vacaciones. Sofía no apostaba porque los regalos le llegasen hasta Mozambique,
pero Santa Closet (así llama Lucas a Santa Claus) se portó y les trajo una
mochila de aventurero, indispensable en esta familia, a cada uno. Los Reyes también fueron capaces de encontrarnos
en Pretoria para satisfacción de mi madre, que siempre me recuerda lo
importante que es para los niños mantener las tradiciones españolas. Nos
trajeron un roscón riquísimo que nos comimos con amigos.
Archipielago de Bazaruto, Mozambique |
Espero que todos hayáis pasado unas
maravillosas fiestas y que el año nuevo sea siempre mejor que el anterior. Seria
genial si entre las lectoras me ayudaseis a crear un Manual de la Mujer para
Dummies. Me evitaríais muchísimos dolores de cabeza. Venga chic@s una ayudita, escribidme unos comentarios. Premio al más gracios@.
Desde la sabana pretoriana, besos mil.
PD: No me puedo despedir sin daros un poquito de envidia... Mañana me voy a ver a Bruce Springsteen en Johanesburgo. God Save The BOSS!
PD: No me puedo despedir sin daros un poquito de envidia... Mañana me voy a ver a Bruce Springsteen en Johanesburgo. God Save The BOSS!