martes, 17 de julio de 2012

Crónicas Pretorianas: Gastronomía e Improperios

23 de junio de 2012
Parte de conocer un país a fondo incluye descubrir su gastronomía. La cocina tradicional sudafricana, también apodada arcoíris, tiene influencias de todos  aquellos que la han poblado. Suele dividirse en tres variedades principales de cocina. La autóctona (indigenous  cuisine), la colonial (settler) y la del Cabo (Cape cuisine)

Pap y Chakalaka
 El Pap, un puré espeso de harina de maíz o mijo, es la base de la alimentación en general en todo el  África Subsahariana. En Sudáfrica en particular se acompaña de Chakalaka (salsa muy especiada con tomate, de cebolla guindilla) y cualquier tipo proteína. La Chakalaka la crearon los obreros (negros y blancos) forzados por una razón u otra a trabajar en las minas de diamantes de Johannesburgo. Una salsa fácil de hacer y mantener en un caldero todo el día, en la que mojar el Pap (su pan) o cualquier tipo de proteína.
 
Ilustracion Guerra Boer-Zulú
Los colonos flamencos y hugonotes, que más tarde se convirtieron en Voortrekkers (algo así como granjeros nómadas) desarrollaron un sistema de secar y especiar la carne para conservarla durante  la época llamada “The Great Treck”. En esta etapa, descrita simplísimamente, los Boers (granjeros) guiados por Dios, empezaron un largo peregrinaje y huyeron en carromatos de la zona del Cabo dominada por los ingleses. Y allí que se van a buscar la tierra  prometida. Estuvieron dando vueltas durante unos 20 años buscando un lugar dónde formar una nación propia, libre de tribus autóctonas o súbditos de Su Majestad. Vamos, como buscar en Extremadura un cacho  sin extremeños (sí, cacho, no trozo, que es Extremadura). En fin, tremenda idea... Después dar mil vueltas y tener tropecientos encontronazos tanto con zulús principalmente, cómo con ingleses, llegaron a formar dos repúblicas independientes que no les duraron mucho.


Biltong
A estas carnes secas, untilizadas durante "The Great Treck" les llama Biltong, y son similares al tasajo extremeño pero hecho con todo tipo de bicho: vaca, kudu, waterbuck,  impala, etc.  A mi parecer, está riquísimo. Como dice el refrán: “A falta de Ibéricos, bueno es Biltong”. Son también típicas de la cocina colonial las salchichas frescas, conocidas como Boerewors (léase bor-uors) hechas tanto de animales de granja como silvestres. Portugueses e ingleses también pusieron su granito de arena a la cocina colonial pero sobre ellas ya comentaré otro día.
Los esclavos traídos por la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales desde Malasia, Bengala y Java aportaron mil variedades de curry. De ahí recetas como el Bobotie, que es una especie de lasaña agridulce o el llamado Cape Malay curry. Y a todo tipo de cocina se le puede echar el Peri Peri (o Piri Piri) que es una salsa picante no, picantíiiiisima.
Lo que más me gusta de la cocina sudafricana no son las recetas en sí, sino la musicalidad de las palabras. Si se pronuncian los nombres de los platos típicos entrecruzando las mandíbulas como los camellos, con voz cazallera y tono grave, todos los nombres suenan a improperios.
La Chakalaka deja de ser una salsa picante de cebolla y pimientos y se transforma en grosería de albañil a tía buena:
¡Chakalakaaaaaaaaaaaaaa mozaaaaaaaa! ó ¡Uhhhhh! ¡Chakalaaaaka!
Se podría decir también:
“ Te doy un bilgtonazo que te dejo bizco”.
“¡Pero estás Peri-Peri  o que te pasa?!”
“¡Eres un Boerewors de la peor calaña”
¡Voy a coger un Potjiekos y te voy a dar un Bobotie que te vas a enterar!”
Así que cada vez que voy a un restaurante, me paso media hora riéndome sola mientras leo el menú para frustración de mi pobre marido y los camareros.  Cuando me enfado chakalaqueo,  que me suena como más chulo.
Por lo demás, ya ha llegado oficialmente el invierno y aunque de día no hace mucho frio al estar a tanta altitud los cambios de temperatura son tremendos. Las casas son incalentables por motivos más allá de mi comprensión y acabas con abrigo dentro y en mangas de camisa fuera al solecito.

En agosto nos vamos una semanita a la zona de Ciudad del Cabo (Cape Province). Unos días a Hermanus  a disfrutar con los niños el mayor paso de ballenas francas del mundo y otro par de días a Stellenbosch, la region vinícola más popular en Sudáfrica. Ya os contaré que se siente tan cerquita del Polo Sur en pleno invierno. Estoy deseando ver la cara de los niños cuando vean tan de cerca las ballenas.  (Esperemos que mis 16 kilos de amor no se intente comer a alguna...)

Por cierto, según las estadísticas del blog, este mes me han leído 37 veces en Rusia. Lo que me ha sorprendido bastante. !A ver, esos rusos que se identifiquen  :-) ! No tengo ni idea de como os habéis enterado de mis crónicas por esos lares. Echad un comentario, majetes. !Que me pica la curiosidad!.
Desde la sabana pretoriana y tiesa de frio, besos mil.
PD.: Si alguien está interesado en la historia de Sudáfrica desde sus comienzos hasta la época actual recomiendo “Un Arcoíris en la Noche” de Dominique LaPierre. Nada pesado y escrito desde una buena perspectiva.
También he leído recientemente un libro majísimo sobre las experiencias de un periodista en un viaje por cuatro países africanos que describe de forma muy divertida la situación actual por este continente. Se llama “Asante, Africa” y su autor es Témoris Grecko.
Para más información:

Links a un artículo sobre Hermanus y las ballenas en español, y a dos sobre la Cocina Arcoíris:

http://www.hola.com/viajes/2009102610975/ballenas/avistamiento/surafrica/