jueves, 8 de noviembre de 2012

Tokoloshe, Sangomas y Crisis



6 de noviembre de 2012

Estatua de Tokoloshe
Sawubona  chic@s, (Hola en suazilandés)

Según la mitología zulú y xhosa, el Tokoloshe es un malévola criaturilla que se puede invocar cuando se les desea mal a otros. Este enanito peludo y barrigón se vuelve invisible al chupar una piedra y se cuela en los dormitorios a causar todo tipo de estragos.  Las trastadas más frecuentes son comerle los dedos de los pies del desafortunado de turno. Pero también puede enfermar, transmitir VIH, causar embarazos no deseados, matar y hasta poseer la voluntad de una persona.

Portada del Daily Sun
Para frenar a este diablillo, se suele poner un ladrillo debajo de cada pata de la cama. O se llama al “sangoma” o curandero para expulsarle y remediar el mal causado. El Tokoloshe protagoniza a menudo las noticias del Daily Sun, un periodiquillo de dudosa fiabilidad, que le carga todo tipo de mochos. Hace unas semanas, el titular del diario anunciaba que la policía sudafricana había creado un cuerpo especializado para frenar los ataques de tan terrible ser y arrestar a quienes les invocan.

De tanto en tanto, me pregunto si el Tokoloshe se ha fugado de Sudáfrica y es el causante de que tantos de los políticos del mundo se hayan vuelto locos, desmemoriados, e irresponsables. Pues no encuentro otra solución razonable a esta crisis mundial. 

Hace poco tuve la suerte de visitar Suazilandia. 
Frontera entre Sudáfrica y Swazilandia
Aunque el nombre suene a parque de atracciones y a pesar de su diminuto tamaño, Suazilandia es un país en toda regla al que no le falta belleza ninguna. Atrapado entre Sudáfrica y Mozambique y sin salida al mar, este pequeño y curioso reino tiene bastante que ofrecer al turismo. El rey, Mswati III, es el último monarca absoluto de África.  El pobrecito se tuvo que gastar un préstamo del Banco Mundial para pagarle un palacio individual a cada una de sus 14 mujeres, ya que juntas no podían vivir. (Las 19 concubinas se fastidian y conviven con el rey). Para paliar la expansión del SIDA a Mswati se le ocurrió proclamar un decreto prohibiendo a las menores de edad practicar el sexo durante cinco años. Y al poco del decretazo, cuando salió a la luz que se había casado con una menor, el buen rey en un acto salomónico, decidió auto multarse pagando una vaca al pueblo de la joven.  Las normas son las normas para todos, claro está.

Baile tradicional suazilandés
Catarata en el Valle de Ezulwini
A pesar de que al Rey le pueda haber mordido el Tokoloshe, si andáis cerca no dejéis de visitar Suazilandia. Es chiquitito pero muy completo. Cabe destacar sus paisajes, la fábrica de cristal de Hawane, los valles  de Ezulwine y Malkerns, y eDladleni- un restaurante ecológico con deliciosa comida Suazilandesa. Y sobre todo la amabilidad de su gente. Eso si, no recomiendo conducir por la noche pues las vacas andan sueltas por todas partes y les encanta ir por la autopista. 


Lo peor es que creo que el Tokoloshe, se ha ido de gira por el mundo y también ha poseído a Zapatero, Rajoy, la Casa Real al completo, los banqueros, TODOS y cada uno de los corruptos que casi hunden nuestro país. Y nos debe haber picado a nosotros también, que nos hemos quedado de brazos cruzados mientras nos sangraban con sus corruptelas. No sé si enviar a un sangoma para una gira mundial que espante al Tokoloshe o si organizar una manifestación… En fin.


Para los que os preguntabais donde andaba estos meses, os cuento que no me ha comido un cocodrilo ni me he caído por ningún barranco. He estado dedicada casi en exclusividad, a una de mis de mis aficiones favoritas: la aventura de sobrevivir a otra mudanza. (Léase la ironía entre líneas).
Por fin he podido librarme del pesado de mi casero, sus  aberrantes estatuas que invadían mi hogar y me daban sustos tremebundos cuando vagaba por los pasillos de noche. Todo por el módico precio de empaquetarme yo solita 200 cajas y renunciar a internet y teléfono, otra vez,  por tan solo dos meses.

Conversación verídica con el técnico del Telkom que vino a mi casa:

Lupita: Oiga, que ya tengo router.  Que yo lo que necesito es que me de de alta la línea.
Técnico: Ese router no funciona. Voy a enchufar este y a encenderle y apagarle.

Media hora después de encender y apagar el router, el ordenador y demás…

Lupita: Oiga, que por mucho que lo encienda y lo apague, el problema es que no tengo línea. Es como si intenta encender una bombilla sin electricidad.
Técnico: Ah… ya entiendo. ¡Su problema es que no tiene electricidad!
Lupita: ¿Está usted de coña o es tonto perdido? !Si tiene su ordenador y el router conectado a mi red eléctrica!
Técnico: Ah… ya entiendo. Entonces me llevo el router, para cambiarle la bombilla y le traigo uno nuevo.
Lupita: ¡Que me de de alta la línea de una puñetera vez! (Ristra de insultos en suazilandes)

Seis semanas y tres routeres nuevos más tarde, por fin me dieron de alta la línea.

Cabo de Buena Esperanza
Entre empaquetar y desempaquetar, nos las hemos apañado para hacer un par de escapadas cortas.  En agosto hicimos un recorrido precioso. Bajando desde Ciudad del Cabo al Cabo de Buena Esperanza, sin perdernos la colonia de pingüinos de Simontown. De ahí recorrimos la bahía de Hermanus por una carretera costal de playas de prístina arena blanca adornadas por cientos de esas maravillosas flores que son las calas silvestres.
 Pasamos dos días en el pueblito de Hermanus. Lugar del que se dice que se avistan más ballenas francas de todo el mundo. La experiencia, indescriptible. El barco estaba rodeado de cientos de delfines juguetones, gaviotas, cormoranes. Todos revoloteando entre los destellos que producía el espejo que era el mar ese día. Y avistamos doce ballenas. Doce. Que nos deleitaron con un espectáculo impresionante. 


Ballenas francas, Bahía de Hermanus

Delfines, Bahía de Hermanus

De Hermanus marchamos a Stellenbosh, la zona vinícola más conocida de Sudáfrica. Para llegar a Stellenbosh desde Hermanus se atraviesa un precioso puerto de montaña desde el que a la izquierda solo se ve el vacio grisáceo de las nubes cubriendo el valle con sus perfectas filas de vides. Espectacular.
Nos fuimos de cata de vinos. El vino excelente. Las bodegas preciosas. Menos mal que nos cogimos un taxi…
Bodegas en Stellenbosh

En la siguiente escapada nos fuimos a Drakensberg, una cordillera montañosa con unos paisajes impresionantes. Vimos pinturas rupestres de  entre 30 y 40 mil  años de antigüedad, restos de asentamientos bosquimanos de más o menos la misma época, paisajes espectaculares y montones de cavernas. 


Drakensberg, zona de Mpumalanga

África no suele dejar a nadie indiferente. Para bien o para mal, se mete bajo la piel y ahí se queda. Sensual, melosa, salvaje, hermosa, cruel, primitiva y sofisticada todo a la vez. 

Y por ultimo os cuento que ha llegado la primavera. Las flores de las jacarandas han vuelto a explotar coloreando Pretoria y echando los vestigios de tristeza que quedaban del invierno.  Entre esta maravilla purpura y la compañía de mi madre y muchos buenos amigos, mi Sofía ha hecho su Primera Comunión.




Termino esta crónica dedicándosela al bueno de Mario, marino mercante de profesión, que paró un carguero de esos enormes para salvar a nueve emigrantes cuya patera había se había hundido frente a las costas españolas.  

Desde la sabana pretoriana, sala khale. (Cuidaos en suazilandés)

A ver si me escribis alguno. So vagos. Os echo de menos.