viernes, 12 de abril de 2013

Mojankgo: Una forma de vida















Escucho la voz suave de Jabu sentada en una terraza. Su voz es pausada, habla sin tono de reproche ni resentimiento. Jabu es un músico que tuve la suerte de conocer a través de una buena amiga. Le escucho atentamente, esmerándome en seguir cada palabra mientras garabateo mis notas en papel. Me guardo las preguntas para el final. No quiero interrumpir su narración, solo captar el verdadero sentido de sus palabras. Esta es su historia.

Durante la era del Apartheid en Sudáfrica (1948-1994), se crearon cuatro grupos raciales: blanco, nativo o negro, mulato e indio. Los habitantes no-blancos fueron forzados a dejar las zonas asignadas a los blancos, aunque eso supusiese dejar el hogar que habían habitado durante generaciones.
Los no-blancos fueron ubicados en zonas de la periferia, denominadas Townships, donde de nuevo se les segregaba de acuerdo con su categoría racial. Así, familias mixtas fueron forzadas a separarse, pudiéndose reunir, previo permiso policial, apenas tres horas cada tres meses. Estos Townships fueron construidos lo suficientemente lejos como para fomentar la separación, pero lo suficientemente cerca como para mantener próxima la mano de obra barata.

Jabu nació en pleno apogeo del apartheid en Mamelodi, un Township a las afueras de Pretoria. Como cualquiera nacido durante esa etapa, no pudo llevar un nombre puramente africano. Se le añadió un nombre blanco, elegido al azar por el funcionario de turno del registro. Hoy en su carné de identidad se lee: Jabu Happyboy (niñofeliz) Masilela.

En su Township había muchas carencias: infraestructura, colegios o actividades para niños. Pero a Jabu nunca le importó demasiado.  Estaba cautivado por la música. Su padre, quien solía ahuyentar las penas cantando, le inculcó el amor a la música desde una temprana edad. A los diez años, se unió al Brass Band de su iglesia, donde empezó a cantar. A los 17, su padre le regaló un pequeñísimo teclado en el que practicaba durante horas y horas. Le gustaba tocar “Shine like a Star” de Randy Crawford, pues él también quería brillar como una estrella. El teclado no resultó ser su fuerte. Tras ser víctima de las cariñosas bromas de sus colegas músicos, decidió abandonarlo y dedicarse a lo que se le daba bien: cantar. 

Dejar el teclado no fue ningún trauma. Al fin y al cabo la música seguía siendo parte de su vida. La música era su vida. No sólo representaba un escape a la dura realidad que le rodeaba, sino que también se convertía en un lugar mágico donde albergar sueños. Sueños de una vida mejor para él y para otros.
Durante la década de los 90 Jabu se unió a “Mamelodi Music Promotion”,  una ONG que promovía jóvenes talentos musicales. Fue allí donde creó su primer grupo serio. Su insaciable curiosidad musical le llevó a escuchar todo tipo de géneros, impactándole sobremanera la música góspel de Joyous Celebration e Israel, pues es una persona muy espiritual. Devoró la música de Miriam Makeba, activista anti-apartheid y diosa del Jazz. Escuchó a Marley cantar canciones de redención. Pero lo que más escuchó fue la vocecita en su corazón que le hablaba de cambiar su mundo.

“El Apartheid fue diseñado para privar al pueblo negro de sus grandes ideas. De cómo administrar los recursos y las tierras. Tomando estrictamente lo necesario,  sin atesorar.  El Apartheid impuso una forma de vida desconocida para los nativos africanos, obligándoles a vivir endeudados a perpetuidad. Aislados de forma permanente de la realidad. Separados, incapaces de atisbar el otro lado de la vida. Despojados de autoridad para gobernar su propia existencia.“

A pesar de la caída del Apartheid en 1994, la mayoría de los no-blancos se vio obligado a permanecer en los Townships ya que sus escasos recursos les impedía vivir en las zonas blancas. Tanto durante como después del Apartheid, crecieron asentamientos informales sin control en las laderas de los Townships. Estos asentamientos informales no son más que tristes chabolas construidas de restos de materiales de obra. Sin conexión oficial a luz, ni agua, ni alcantarillado. En estas zonas reina el caos. La pobreza extrema pasea por las calles acompañada de los sospechosos habituales: alcoholismo, drogadicción, violencia de género, analfabetismo o desesperación. El aire está impregnado del peor de los aromas, aquel que se respira cuando no hay lugar para la esperanza.

Así fue como nació Mojankgo.



Mojakgo significa calabaza de peregrino en Sotho. Con ese apodo bautizaron a Jabu sus amigos, pues su música calmaba su sed espiritual. Pero el significado de Mojankgo ha crecido más allá del apodo. Es el nombre de su estilo de música, el nombre de su grupo. Mojankgo es también una forma de vida, una filosofía  desarrollada para ayudar a la esperanza a cruzar el vacío que separa a las chabolas del resto del mundo. Una filosofía creada para inspirar a los que le rodean.

“El mensaje es el siguiente: No importa quién eres ni de donde provienes. Si agrupamos nuestros esfuerzos todos podemos alcanzar la meta. Tenemos la obligación de formar una comunidad en la que  podamos crecer juntos y arreglar nuestros problemas. Y así juntos devolver la esperanza a nuestras vidas.”

Las composiciones de Jabu son puro sonido africano. Sus letras están escritas en lenguas tribales, tanto en zulú como en xhosa o en sotho. Sus palabras son sencillas, dirigidas al corazón. Su música refleja lo que ocurre a su alrededor. Jabu aprovecha la energía espontánea que genera la creencia de que los sueños pueden transformarse en realidad. Su música actúa como catalizador de cambio en la sociedad.

“Como músico autodidacta en Sudáfrica he aprendido el valor de ser perseverante, dedicado y diligente. Estas herramientas son indispensables para dar el siguiente paso. Para subir otro escalón en la empinada escalera de la vida.”

Mojankgo  actúa en directo en Townships, pero también toca en fiestas privadas para ganarse la vida. Son tiempos económicamente difíciles para cualquier músico, especialmente en Sudáfrica, donde las tensiones raciales siguen siendo el pan de cada día. Jabu piensa que es más fácil triunfar en el extranjero. Pero es aquí donde la gente le necesita.


Jabu es parte de varias iniciativas para mejorar su comunidad a través de la música. También colabora con ONGs en Mamelodi. Ha sido invitado a dar charlas en la Universidad de Derby, en el Reino Unido, a través del programa “Bright in the Corner”. Sus charlas hablan de mejorar la autoestima, de enseñar, a través de la música, a levantarse y luchar por sus derechos, como dijo el gran Marley tiempo atrás (Get up, stand up, stand up for your rights). También ha actuado en conciertos a nivel internacional.

Jabu no mide su éxito por los CDs que vende su grupo Mojakgo. Lo mide por los cambios positivos que genera en su entorno. Mide el éxito por el legado que espera dejar algún día a su hija y las generaciones venideras: un mundo mejor para todos.


Para contactar con Mojankgo:


Jabu Masilela
Cell: +27 727166490

Facebook: Mojankgo Music